lunes, 19 de marzo de 2012

Todos saben que hay que hacer pero nadie lo hace.

Que el Real Oviedo atraviesa momentos críticos económicamente es algo que todos sabemos, que el club se encuentra en causa de disolución y que debe afrontar una reducción de capital sabemos que es necesario y que tras esa reducción debe venir una ampliación que inyecte capital al club y por tanto libere de los embargos que pesan sobre la institución es algo vital de cara a afrontar la futuras temporadas, sea en la categoría que sea. Todo esto ya lo sabemos. 

Lo que no sabemos es porque si todos los sabemos, nadie con poder hace nada, no entendemos como el ayuntamiento de Oviedo, desde su posición de segundo máximo accionista, consciente de todo lo anterior se queda de brazos cruzados, expectante. Es necesario que los plazos no se alarguen porque la realidad es que jugarnos el futuro de la entidad a un cara o cruz es temerario, y el ayuntamiento está jugando con esa temeridad. El consejo no hablamos de él, no existe y sabemos que no le importa lo que pase con este club. Pero al ayuntamiento si le debería importar la realidad del mismo y mirar hacia otro lado o dejar pasar el tiempo a ver si los problemas se solucionan con un hipotético ascenso no es de valientes, y mucho menos de líderes. 

La realidad es la que es, el club necesita solventar la causa de disolución e inyectar capital que solvente y aclare el futuro a corto plazo, y eso puede hacerlo y promoverlo el ayuntamiento de Oviedo, no sabemos a qué esperan. A su vez reclamamos a la APARO que exprese a las instituciones públicas esta demanda, ya que ahora debemos mostrar más firmeza si cabe ante la situación y no dejar pasar un tiempo que podemos echar de menos en el futuro. Si los que tienen el poder para cambiar las cosas, en este caso el ayuntamiento de Oviedo que no titubeo a la hora de mantener a esta gente al frente pese a las críticas y protestas continuadas ahora que se le reclama se mantiene impasible serán tan culpables como los dirigentes de la entidad del triste final que se está gestando para nuestra entidad.

Para concluir solo pedimos al resto de aficionados que transmitan esta preocupación y que durante los encuentros que nos quedan convirtamos el Carlos Tartiere en un feudo inexpugnable para nuestros intereses. 

HALA OVIEDO.
SYMMACHIARII 1994