Lo que muchos auguramos hace ya más de tres años en una junta de accionistas movidita, donde el actual presidente llego a encararse con parte de los asistentes y otros muchos antes de este suceso abandonamos la sala en señal de rechazo a la tomadura de pelo que se estaba convirtiendo la junta de accionistas se ha hecho realidad para nuestra desgracia.
En el día de hoy el periódico La Voz de Asturias recoge las palabras del Vicepresidente y asesor económico de la entidad, Ángel Martín Vaca, donde indica que la junta de accionistas se retrasara por primera vez, casualidad que sea con este consejo, para el mes de enero por un problema con los auditores, hasta aquí no dejaría de ser un echo irrelevante e incluso un mero retraso en la formalidad institucional de este club, que hace mucho que se ha perdido, pero la continuación de la noticia es escalofriante y no por no ser esperada e incluso lógica vista la gestión de estos genios de la administración. El club presentara una cuentas que implicarían la disolución de la sociedad.
Así de rotundo es la realidad, el club con la gestión de esta gente debería ser disuelto, una vez se acabaron los trucos contables y el dinero publico, sus dos grandes valedores en su gestión no les queda otra que instar a una reducción de capital. La lógica de cualquier administrador haría que tras esta reducción se realizara una ampliación para introducir liquidez en el club, pero estos lumbreras según todos los indicios no la contemplan vaya a ser que pierdan su peso dentro del accionariado y no puedan sacar beneficio de una entidad que están matando.
Así están las cosas en la capital del Principado, los magnates llevando a una quiebra y la desaparición del club de todos los Oventeses y gran parte de los asturianos y mientras tanto los políticos del consistorio municipal mirando hacia otro lado mientras ven como el dinero publico invertido en la entidad se devaluá y una de las instituciones más importantes de la ciudad se viene abajo con la connivencia de Don Gabino de Lorenzo amigo personal de Alberto González.